En la entrada de hoy voy a hablar de dos ciudades las cuales,
aunque no lo parezca, no difieren mucho la una de la otra.
La primera foto es de la “Ciudad que nunca duerme”, mi
querida Nueva York, y está tomada desde el edificio Rockefeller Center en pleno
día, aunque quizá un tanto nubloso.
En la parte central de la imagen se observa la isla de
Manhattan abrazada por el río Hudson a la derecha y el río East a la izquierda.
Si algo caracteriza la ciudad de Nueva York es la distribución
ortogonal de sus calles. Las avenidas las forman las calles verticales con nombres numéricos que empiezan en la parte del río
East y termina en la zona del Hudson, aunque algunas tienen nombre propio como
Madison Avenue o Park Avenue; y las
calles en sí son el entramado horizontal, también con denominación numérica, y
que empieza en la zona sur de la isla y termina en la parte norte. Una de las
pocas calles que rompe esta perpendicularidad de la ciudad es Broadway Avenue y
que cruza diagonalmente la ciudad a través de sus 33 km de longitud. Toda una gozada
para los amantes del teatro y de los musicales.
En la imagen se observa cómo los edificios presentan
diferentes alturas, siendo el más alto, hasta el momento, el imponente Empire
State Building (en el centro de la fotografía) con sus 443,2 metros.
Una de las cosas que me encanta de esta ciudad tan americana y cosmopolita es que cada edificio es diferente al que
tiene a su lado y parece que estén dejados caer sin ton ni son, sin guardar un
estilo arquitectónico aparente, dejando al proyectista en su libre albedrío
para trazar su edificio conforme le venga en gana, sorprendiendo al turista o
ciudadano en cada paso que da.
En la segunda fotografía, tomada desde la cúpula de
Brunelleschi de Santa María dei Fiore se aprecia un atardecer en la artística ciudad
de Florencia, cuna del Renacimiento y una de las urbes más importantes a lo largo
de la Historia de la Humanidad.
En la parte central encontramos la cubierta del Duomo y su emblemático
Campanello, y detrás de la fachada de la catedral se puede apreciar una
diminuta parte del Baptisterio y la plaza. Y en la parte izquierda, se observa
el portón que da lugar a la Piazza de la Repubblica.
Con estas vistas tan impresionantes, uno se queda
maravillado de lo hermosa que es esta ciudad. Sus calles, aunque no trazan una
ortogonalidad perfecta, están vestidas
por edificios colocados en un escrupuloso orden y proporción, siguiendo unos parámetros
y estilos arquitectónicos impuestos por las leyes urbanísticas del lugar o
simplemente, por tradición histórica.
Y ahora vosotros me
preguntaréis, y ¿qué es en lo que une a estas dos ciudades? Pues bien, a pesar
de que lo hemos mencionado anteriormente, ambas presentan un trazado rectilíneo
de su planeamiento urbanístico. En las dos, podemos encontrar que hay un
edificio el cual no puede ser sobrepasado por ningún otro más y es en el caso
de la ciudad itálica la Cúpula del Duomo y en Nueva York , el Empire State,
aunque al Empire poco le queda puesto que dentro de poco tiempo será superado
por Las Torres del World State Center que están en plena construcción. Otra
cosa la cual les asemeja es la disposición de las ventanas: las dos ciudades abren
sus edificios al mundo a través de múltiples ventanales, siendo la ciudad
americana la que se lleva la palma al disponer de ventanas de grandes
dimensiones dando lugar a una tipología de fachadas.
Tanto Nueva York como
Florencia reflejan el estilo de vida de las personas que habitan en ellas.
Florencia y su cultura mediterránea, su estilo de vida más tranquilo y pausado
de compartir con amigos y vecinos los grandes placeres de la vida (el cual
podríamos identificar en la línea monótona que dibujan sus edificios). Y Nueva
York, con su estrés y ritmo frenético e impredecible y el cual reúne diferentes
culturas que formando una ciudad única, lo
cual se podría apreciar en lo variopinto
y singulares que son sus edificios.
Al igual que cada rincón de la Tierra es único, estas
ciudades no podrían ser menos y os invito a que las exploréis por vosotros mismos, que os perdáis en ellas y
que os enamoréis de cada rincón, puesto que no hay nada más bonito que el descubrir
algo nuevo.
Me parece muy acertado como has relacionado las dos fotografías y las dos ciudades en un sola entrada. Las dos fueron/son, además, centros artísticos de primer orden, aunque de signo distinto. Muy bien por las imágenes y el comentario.
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