domingo, 24 de noviembre de 2013

DOS CIUDADES, DOS VIDAS




   En la entrada de hoy voy a hablar de dos ciudades las cuales, aunque no lo parezca, no difieren mucho la una de la otra.

   La primera foto es de la “Ciudad que nunca duerme”, mi querida Nueva York, y está tomada desde el edificio Rockefeller Center en pleno día, aunque quizá un tanto nubloso.
En la parte central de la imagen se observa la isla de Manhattan abrazada por el río Hudson a la derecha y el río East a la izquierda.

  Si algo caracteriza la ciudad de Nueva York es la distribución ortogonal de sus calles. Las avenidas las forman  las calles verticales con nombres  numéricos que empiezan en la parte del río East y termina en la zona del Hudson, aunque algunas tienen nombre propio como Madison Avenue o  Park Avenue; y las calles en sí son el entramado horizontal, también con denominación numérica, y que empieza en la zona sur de la isla y termina en la parte norte. Una de las pocas calles que rompe esta perpendicularidad de la ciudad es Broadway Avenue y que cruza diagonalmente la ciudad a través de sus 33 km de longitud. Toda una gozada para los amantes del teatro y de los musicales.

   En la imagen se observa cómo los edificios presentan diferentes alturas, siendo el más alto, hasta el momento, el imponente Empire State Building (en el centro de la fotografía) con sus 443,2 metros.

  Una de las cosas que me encanta de  esta ciudad tan americana y cosmopolita  es que cada edificio es diferente al que tiene a su lado y parece que estén dejados caer sin ton ni son, sin guardar un estilo arquitectónico aparente, dejando al proyectista en su libre albedrío para trazar su edificio conforme le venga en gana, sorprendiendo al turista o ciudadano en cada paso que da.


  En la segunda fotografía, tomada desde la cúpula de Brunelleschi de Santa María dei Fiore se aprecia un atardecer en la artística ciudad de Florencia, cuna del Renacimiento y una de las urbes más importantes a lo largo de la Historia de la Humanidad.

  En la parte central encontramos  la cubierta del Duomo y su emblemático Campanello, y detrás de la fachada de la catedral se puede apreciar una diminuta parte del Baptisterio y la plaza. Y en la parte izquierda, se observa el portón que da lugar a la Piazza de la Repubblica.

  Con estas vistas tan impresionantes, uno se queda maravillado de lo hermosa que es esta ciudad. Sus calles, aunque no trazan una ortogonalidad  perfecta, están vestidas por edificios colocados en un escrupuloso orden y proporción, siguiendo unos parámetros y estilos arquitectónicos impuestos por las leyes urbanísticas del lugar o simplemente, por tradición histórica.

   Y ahora vosotros me preguntaréis, y ¿qué es en lo que une a estas dos ciudades? Pues bien, a pesar de que lo hemos mencionado anteriormente, ambas presentan un trazado rectilíneo de su planeamiento urbanístico. En las dos, podemos encontrar que hay un edificio el cual no puede ser sobrepasado por ningún otro más y es en el caso de la ciudad itálica la Cúpula del Duomo y en Nueva York , el Empire State, aunque al Empire poco le queda puesto que dentro de poco tiempo será superado por Las Torres del World State Center que están en plena construcción. Otra cosa la cual les asemeja es la disposición de las ventanas: las dos ciudades abren sus edificios al mundo a través de múltiples ventanales, siendo la ciudad americana la que se lleva la palma al disponer de ventanas de grandes dimensiones dando lugar a una tipología de fachadas.

  Tanto Nueva York como  Florencia reflejan el estilo de vida de las personas que habitan en ellas. Florencia y su cultura mediterránea, su estilo de vida más tranquilo y pausado de compartir con amigos y vecinos los grandes placeres de la vida (el cual podríamos identificar en la línea monótona que dibujan sus edificios). Y Nueva York, con su estrés y ritmo frenético e impredecible y el cual reúne diferentes culturas que  formando una ciudad única, lo cual  se podría apreciar en lo variopinto  y singulares que son sus edificios.

  Al igual que cada rincón de la Tierra es único, estas ciudades no podrían ser menos y os invito a que las exploréis  por vosotros mismos, que os perdáis en ellas y que os enamoréis de cada rincón, puesto que no hay nada más bonito que el descubrir algo nuevo.

1 comentario:

  1. Me parece muy acertado como has relacionado las dos fotografías y las dos ciudades en un sola entrada. Las dos fueron/son, además, centros artísticos de primer orden, aunque de signo distinto. Muy bien por las imágenes y el comentario.

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