EL COLOR, LA SENSACIÓN INCOMUNICABLE
El color ha sido observado y clasificado a lo largo de la
historia por artistas, pintores, filósofos y en general por la sociedad. Los nombres de los colores con
sus respectivas tonalidades han sido una herencia que hemos recibido de nuestros
antepasados. Los seres humanos han intentado desde sus principios clasificar
esa sensación incomunicable a la que llamaban color poniéndoles nombres
asociados a objetos, a seres vivos, a paisajes a sensaciones.
Sin embargo podemos afirmar que el color no existe en sí
mismo, es una percepción que captan nuestros
ojos con el reflejo de la luz en los objetos. Científicamente cada objeto
absorbe una longitud de onda electromagnética
que es la que nosotros percibimos en nuestros ojos, pero en realidad la
tonalidad dependerá de nuestros ojos.
El color que percibimos con nuestro ojo varia de tonalidad
de unas personas a otras, por lo tanto nadie es capaz de afirmar que un objeto
es de un color concreto. Así también las sensaciones que nos transmite un color
dependerán de nuestras vivencias y lugar donde vivimos o donde hayamos viajado.
Así en el mundo del arte nunca podremos captar las obras con
la misma esencia con la que fue creada por el artista, ya que nuestra visión y
sensaciones que experimentamos de los
colores no se regirán por las mismas sensaciones que quería demostrar su autor. Podremos entender
la obra pero nunca con la visión de su creador.
Me ha gustado tu entrada y, también, el título y la fotografía. Color que comunica emociones, pero que no se puede compartir... Interesante.
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